El 28 de septiembre del año 2000 fue un día de vital importancia para el deporte femenino español, especialmente para el atletismo. Se disputaban los Juegos Olímpicos de Sídney, y María Vasco disputaba la carrera de los 20 kilómetros, una en la que no era favorita para entrar al podio. Llegaba a Sídney con la vigésima mejor marca e incluso habiéndose planteado dejar la marcha antes de llegar a los JJOO. Pero la atleta, que vio cómo las favoritas iban siendo descalificadas a medida que avanzaba la carrera, perseveró, hizo frente a las duras condiciones climatológicas, y se colgó la primera medalla del atletismo femenino español en unos Juegos Olímpicos, de bronce, convirtiéndose así en pionera.
En unas declaraciones en El Correo, la ex atleta reconocía lo siguiente: «No fui consciente de lo que había conseguido. Me costó un tiempo asimilar que no había hasta entonces ninguna medalla olímpica en el atletismo femenino. No fue fácil llevar esa responsabilidad». Pasado el tiempo, María Vasco forma para siempre parte del deporte femenino español.
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